sábado, 4 de mayo de 2013

Sobre una propuesta actoral donde pueda entenderse en un mismo acto la naturalidad y la sofisticación.

Es posible una descripción de la práctica actoral donde pueda entenderse en un mismo acto la naturalidad y la sofisticación.


“…no se trata de encontrar cierta serenidad primordial…, sino de encontrar el camino donde nuestras contradicciones  interiores puedan exteriorizarse y a través de ello trascendenderse, para que podamos utilizarlas como un motor de creación. Pueden permanecer en nosotros los polos extremos que luchan dentro, pero también podemos alcanzar una especie de clima en el momento mismo que empieza a actuar esa contradicción…” [1]

La dualidad posibilitante.

El actor parece ser de todas las actividades artísticas aquella que implica a un espectador, un creador y a la obra en un mismo acto. La ejecución de una construcción elaborada requiere de una conciencia desplegada, que al mismo tiempo permita la expectación y la ejecución. Éste despliegue dentro de la unidad del acto(r) implica una dualidad que influye tanto en la supuesta objetividad del actor-espectador como en los caracteres del actor-personaje.
La consecuencia de esta influencia (o re-flujo) entre ambas partes, en el actor, deja ambigua esta relación. Es a final de cuentas lo que permitiría la incertidumbre, y por consecuencia, la naturalidad de la actuación.
"¿Me creerán si les digo que aún en esta clase de actuación tan perfecta encuentro la falta de un "algo" indefinible? Si...lo que falta, aun a ese arte magnifico es la calidad de lo inesperado, lo que pasma y arrebata al espectador, haciéndolo penetrar en un mundo que hasta ese momento no habría ni siquiera sospechado". [2] (Stanislavsky)


Sin espectador no hay arte.

"Desde la perspectiva, pues, la naturaleza y el significado del arte deben buscarse en la historia de la recepción y respuesta de la obra de arte y, por ello mismo, la interpretación válida de cualquier obra de arte pasa por el análisis de esas respuestas (o de la história de esas respuestas). 

Como dice Passmore:

 "en cualquier discusión sobre la obra de arte, el punto de referencia real está ubicado en el espectador; ésa es la interpretación -o el tipo de interpretación- adecuada de la obra de arte, tuviera lo que tuviese en mente el artista al crearla. De hecho, es el espectador- y no el artista- el autentico creador de la obra de arte." (Ken Wilber, 2008)

El pintor entre trazos tiene que ser espectador y luego ejecutor si quiere que las proporciones y los contrastes sean los ideales. 

“El mismo momento en que el artista comienza a trabajar en una obra, existe ya alguien en su conciencia, una suerte de espectador, un sustrato intersubjetivo que opera a modo de contexto en el que afloran sus intenciones subjetivas. Es como si la respuesta del espectador ya se hallara presente al ir elaborado la obra de arte, como si el sustrato cultural de interpretaciones formase  ya parte constitutiva de la misma elaboración de la obra de arte.” [3]

En el caso del actor es indispensable contar con una instancia que monitoreé el curso de las acciones. Sin embargo este monitor deberá ser una parte de él mismo, pero en forma de  espectador.

“”…el actor llega al instante previo a la escena, como se alcanza una consecuencia lógica que lo expone a lo imprevisible…Ahí se debate el escenario bifrontal de la mente del actor;…ahí su mente se debate entre lo que sabe y lo que ignora, entre las otras cosas por que en eso consiste la bifrontalidad mental que le permite ser y no ser el personaje al mismo tiempo; así, aquello que sabe el actor debe ignorarlo el personaje y al revés.[4]

De hecho Luis Tavira en este libro se acerca mucho a nuestra postura, pues propone para el teatro una facultad basada en el “espíritu”. Sin embargo, todavía su explicación pende de la contradicción entre el ser y no ser. Nuestra postura se parece mas a un reflujo en el que se encuentra el actor-personaje y el actor-observador.

Si la perspectiva de un simple observador de arte le permite casi una objetividad absoluta. En el caso de la actuación la mirada del actor-espectador hacia el actor-personaje, a él mismo, queda completamente abierta e incierta. 

Si la perspectiva de un “espíritu absoluto” puede dar cuenta de la precisión del ser. El contenido de la obra (actor-personaje), al estar en un intercambio fundamental con el actor-espectador queda des-realizada. Si el ser de la obra puede reconocerse desde la perspectiva de un espectador como lo que "es". En el actor, la talidad del contenido actor-personaje queda entonces indeterminada para para su mirada como actor-espectador. En ese momento deja de contar con la certeza que se ofrece como "ser" y se vuelve un "sería".

“La desrealización no afecta a .."la" realidad misma, sino a la cosa real en su momento de que ella es "en realidad". Esto es, "la" realidad ya no es forzosamente aquí y ahora esta cosa real determinada. Desrrealizar no es suponer "la" realidad, sino suspender aquello en que esta realizada "la" realidad [5]

Ahora, en el actor, tanto la mirada espectadora como la talidad del personaje se desrealizan.

El drama de la des-realización

Por sofisticados o mecánicos que sean los atributos del personaje, cuando la parte espectadora del actor se distancia, estos quedan desrealizados.

Qué implica esta des-realización.

Qué el contenido del carácter real del actor-personaje se desrealice, implica que queda indeterminado a la definición que pudiera darle actor-espectador. Si la función espiritual consiste en proveer de identidad a la persona.  En esta des-realización el personaje queda des-provisto de esa identidad. El prefijo "des" muestra la consecuencia de la desrealización dada por la distancia que se procura el actor entre su instancia-personaje y su instancia-espectador. Si lo que el espíritu en su unidad ofrecía era prevención, en esta dualidad ahora es desprevención.  Así lo que antes tenía al individuo provisto ahora el personaje es desprovisto. Etc.

Nuestra hipótesis propone que la capacidad  de despliegue interno que tiene, en su unidad, el actor; entre el constructo (actor personaje) y el observador (actor espectador). Es la posibilitante de una ejecución en un marco integrado de sofisticación y naturalidad. 


[1] (Grotowsky, 1970) p. 230
[2] (Stanislavsky) p. 330
[3]  (Ken Wilber, 2008)
[4] (Eugenio Barba, 2010) p. 124
[5] (Zubiri, 1982) p .38.

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